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Cómo lograr los bajos espectaculares que siempre hemos deseado. (PARTE 4).

Algunos fabricantes de materiales absorbentes prometen incrementos de varios decibeles en la sonoridad del bajo, ¿imaginas por qué?

¿Ya se cansaron de tantos ejemplares dedicados a la obtención de los mejores bajos posibles? Hasta la pregunta es torpe, así que continuemos con nuestro listado, que aún queda mucho de qué hablar.


7. ¿Qué se puede decir de los materiales absorbentes, como el Accumat de Scosche, el Dynamat o los productos de Cascade Audio, con respecto a la reproducción de bajas frecuencias? Todo aquello que vibre producirá sonido. Si en este momento golpeas con tus nudillos el piso, la pared o la mesa que tienes enfrente, de hecho te recomiendo que hagas las tres cosas, escucharás sonidos, tres sonidos distintos. Tales sonidos son producidos una parte por la vibración de tus nudillos, y la otra por la vibración que imprimiste en el piso, pared y mesa. Al hacerlo la pared se movió, vibro una distancia increíblemente pequeña, imposible de observar (que sin embargo puede sentirse sin mayor dificultad con tan solo poner la mano), pero al ser su área tan grande, fue capaz de escucharse con claridad. Lo mismo pasa en un auto. Cada vez que el bajo pega, hace que TODO lo demás vibre, como si el resto del auto fuera otro altavoz, produciendo lo que se conoce como coloración, es decir, contaminación acústica, perdiéndose el detalle y precisión musical.

Si a todas esas piezas, principalmente las láminas, les ponemos encima algo que les agregue peso y absorba vibraciones, se van a volver “más silenciosas”, disminuyendo de manera significativa la “contaminación”, ampliando lo que se conoce como la “señal a ruido”, gracias a la disminución del ruido de piso, y mejorando con este hecho el espectro completo de reproducción musical. Y eso no es todo. Si alguna pieza es puesta en oscilación gracias al sonido del bajo, para ello se requiere de energía, energía que toma de tal sonido y por tanto, energía que no llegará a tus oídos. Es por ello que algunos fabricantes de estos materiales prometen incrementos de varios decibeles en la sonoridad del bajo, cosa que por supuesto tiene sentido, aun cuando la cantidad de decibeles que realmente se pueden ganar depende de las condiciones específicas en las que se encontraba el vehículo originalmente.

Regresando a la pregunta original, ¿valen la pena, ya que de ninguna forma son económicos? Todo depende. Depende de las condiciones de tu auto y del presupuesto. Si el presupuesto es ilimitado, aun tratándose de un auto de súper lujo como lo pudiera ser una berlina alemana, seguro se notarán mejoras, seguro el auto quedará más macizo, más silencioso, más confortable y sonará mejor. ¿Cuánto más? Un poquito, por supuesto, pero como todo en la vida, cuando se está cerca de lo máximo, cuesta cada vez más el obtener cada vez menos. Si tu auto es un modelo poco equipado, con acabados muy sencillos, quizá maltratado o como el caso de mi camioneta de carga Eurovan, que de fábrica viene con las láminas interiores desnudas, el aplicar este material no es un lujo sino casi el único camino a seguir.

Como ya hemos comentado en otras ocasiones, un procedimiento no alternativo sino complementario, consiste en encontrar piezas sueltas que vibren con facilidad y corregirlas manualmente una a una. Para ello, en un auto que ya cuente con un buen equipo de sonido, con buen bajo, se reproduce uno de esos discos para SPL en los que el número de pista corresponde a la frecuencia, típicamente desde los 20 hasta los 99 Hertz. Se reproducen una por una estas pistas, a un volumen relativamente alto, en busca de piezas que entren en resonancia. Prácticamente todo lo que esté suelto comenzará a vibrar de manera violenta con alguno de estos tonos. Cuando tal cosa suceda simplemente presiona “repetir” en tu estéreo, situación que te proporcionará todo el tiempo que necesites para hallar qué y por qué está vibrando. Encuéntralo y haz lo que se tengas que hacer para que ya no vibre, desde apretar bien los tornillos, poner tornillos extras, material amortiguante o arrancarlo.

Una vez que hayas eliminado las vibraciones mayores surgirán las menores, que siempre estuvieron ahí pero las primeras las cubrían. El proceso no es rápido ni fácil pero sí muy gratificante. Y de hecho, es posible que sea necesario aún después de haber aplicado dos capas de material amortiguante, ya que se trata de cosas diferentes.

8. …Y una vez instalado el Accumat o el Cascade Audio por todas partes, ¿por qué se escucha mi auto mucho menos fuerte que antes?

¿Cómo que mucho menos que antes, si yo esperaba justamente lo contrario? Momento, ¿cómo lo estás comparando, o mejor dicho, desde dónde lo estás escuchando? Si eres de los que ponen el sonido a todo volumen para luego bajarse del auto y presumírselo a sus amigos a 10 metros de distancia, ¡Estos productos NO son para ti! Me ha sucedido incontables veces, que me piden que diseñe una caja acústica muy especial, de tal forma que se escuche lo más fuerte posible fuera del auto. Pues eso no depende de mí; si la caja acústica va a ser instalada dentro del auto, es posible predecir su comportamiento ahí, no fuera de él, no en la calle de enfrente o dentro de la regadera de la casa de tu novia. Si quieres que se escuche afuera, ¡instálalo afuera! Quizá tal respuesta sea ruda pero de hecho es obvia.

Igual pasa con los materiales amortiguantes: su trabajo es absorber vibraciones, disminuir el ruido, callar el coche, y con eso proporcionarte la máxima relación señal a ruido DENTRO DEL AUTO, con la máxima limpieza posible, DENTRO DEL AUTO. Fuera del auto, idealmente, NO SE DEBERÍA ESCUCHAR NADA. Como tal cosa es imposible, sí se escucha, por supuesto, pero MUCHO menos que antes de su instalación, lo cual es una maravilla ya que tú puedes ir por la ciudad conduciendo con la música muy fuerte, sin llamar la atención o incomodar a los demás… a menos por supuesto que tu intención sea llamar la atención e incomodar, lo más posible, a los demás… En fin, así son las cosas, elige el camino según tus necesidades particulares.


Artículo obra del Ing. JUAN CASTILLO ORTIZ, publicado en la Revista AudioCar #352

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