Mitos sobre los amplificadores: ¿Qué tanto distorsionan? ¿Por qué se calientan?
- audiocar
- 26 jun 2019
- 3 Min. de lectura
El día de hoy vamos a platicar sobre un par de mitos acerca de los amplificadores, los cuales he estado escuchando últimamente con mayor frecuencia.

Distorsión
El primero es acerca de la distorsión de salida de un amplificador, y más específicamente la distorsión asociada con la impedancia a la que se le esté trabajando. Revisando las especificaciones técnicas de algunos amplificadores, en ocasiones podemos encontrar que cierto modelo presenta por ejemplo los siguientes datos:
50 Watts RMS x 2 @ 4 ohms, 0.05% THD + N
100 Watts RMS x 2 @ 2 ohms, 0.1% THD + N
Donde THD + N se refiere a Total Harmonic Distortion + Noise (Distorsión Harmónica Total más Ruido).

Vemos que este modelo de amplificador duplica su potencia de salida al dividirse su carga, pero también duplica la distorsión que produce. Siendo de esa manera, algunos instaladores recomiendan abstenerse de trabajarlo a 2 Ohms, para así evitar el incremento de la distorsión y obtener de él la mejor calidad de sonido posible. Aun cuando tales conclusiones son totalmente lógicas, en realidad distan mucho de representar una buena recomendación y mucho más de lograr una mejora en la calidad de audio que percibiremos. Analicémoslo por partes: para comenzar, los altavoces no son de 4 o de 2 o de 8 Ohms. Los altavoces presentan una curva de impedancia la cual varía en magnitud de manera salvaje, por ejemplo de 3.5 a mucho más de 50 Ohms para un altavoz de 4 Ohms nominales, y no menos importante, varía su reactividad o qué tan capacitivos o inductivos son a cada frecuencia.

Cada altavoz es diferente y no sólo eso, sino que tal curva cambia de acuerdo a la manera en que se encuentren montados (tipo y características de la caja acústica o la ausencia de la misma), además de que su propio crossover también mete su cuchara. Siendo de esta manera, la especificación fría y al pie de la letra de la distorsión relacionada con la impedancia, básicamente deja de tener sentido. En segundo lugar, una persona normal, mientras escucha música, difícilmente podrá distinguir distorsiones por debajo del 4% en medias y altas frecuencias o distorsiones por debajo del 10% en las frecuencias más bajas (subwoofers), por lo que al estar casi 2 órdenes de magnitud por encima de las distorsiones especificadas del amplificador, no veo cómo ser humano alguno fuera capaz de detectar diferencias.

La temperatura
Relacionado con lo mismo, mencionan también que al operar al amplificador a 4 Ohms se calentará menos que al operarlo a 2 Ohms, lo cual también representa, según ellos, alguna ventaja cuantificable en cuanto a la calidad de sonido que se produce. Para comenzar, el manejo de temperatura de un amplificador varía mucho de caso en caso dependiendo de cada diseño; hay modelos que se calientan tremendamente aun sin estar conectados a carga alguna y otros que efectivamente, se calientan más al incrementarse su carga y de hecho probablemente también incrementen su distorsión al hacerlo, pero nuevamente, órdenes de magnitud por debajo de lo detectable por un ser humano.

La verdad de las cosas es que un buen amplificador, diseñado y especificado para operar a 2 Ohms o cualquiera otra que sea su impedancia mínima de operación, puede trabajar así no digamos horas sino meses de manera ininterrumpida, manteniendo sus especificaciones dentro de sus rangos especificados. El que un amplificador se caliente mucho, poco o nada no significa absolutamente nada; algunos trabajan a temperaturas mayores que otros simplemente porque así es como opera su circuito por diseño, sin que esto represente nada. Debemos preocuparnos en el momento en que el amplificador se apague por sobrecalentamiento, y siendo el caso, quizá la solución sea simplemente reubicarlo o quizá hasta ponerle un ventilador. Mientras no se apague, ¡qué nos interesa a qué temperatura trabaja! Los amplificadores no son para estarlos tocando de la misma manera como tampoco nos bajamos a tocar el motor del auto una vez que hemos llegado a nuestro destino.

Hay algunos detalles que si los cuidamos, pueden brindarnos pequeñas mejoras en la calidad de sonido final de un equipo, y siempre he pensado que varias mejoras pequeñas se suman para lograr una ventaja de consideración, pero el trabajar un amplificador arriba de su impedancia mínima de operación definitivamente no es una de ellas.
Artículo publicado en la Revista AudioCar #411, obra del Ingeniero Juan Castillo Ortiz.
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